Todos seguramente recuerdan (o por lo menos tienen conocimiento) la crisis financiera que asoló al mundo en 2008. Un exceso de liquidez en los bancos de EEUU el año anterior originó una fiebre inmobiliaria que estalló afectando a todas las economías, incluyendo a la de República Dominicana, donde me encontraba entonces.
Mi ánimo por explicar las consecuencias de este fenómeno global en este país y un concurso de periodismo económico con un generoso premio en metálico me llevaron a realizar uno de mis primeros reportajes de largo aliento en el Listín Diario. Y me mostró que el primer paso que tenía que dar no era en busca de las fuentes habituales de allá afuera, sino a pocos pasos de la redacción, concretamente en el segundo piso del edificio donde se encontraba (y quizá se encuentra aún) el archivo del periódico.
“El primer requisito básico para iniciar una búsqueda rápida y eficaz de información es perfilar con la mayor exactitud posible nuestra demanda, esto es, qué buscamos”, dice la española Ángeles López Hernández, catedrática de la Universidad de Sevilla, España, especializada en documentación audiovisual, periodística e informativa.
Y eso fue lo que hice.
Mientras gestionaba entrevistas con casi una docena de economistas, historiadores y relacionistas públicos, elaboré una lista de temas que encargué al archivo, desde reportes de prensa que detallaban las causas y consecuencias de la crisis, hasta informes de organismos financieros internacionales y del propio Banco Central dominicano que compilaban en cifras y porcentajes las secuelas del problema.
El abrumador trabajo de recopilación documental me llevó también al archivo del Banco Central y al Archivo General de la Nación, donde conseguí, a lo largo de varias semanas, una línea de tiempo de la evolución de la economía dominicana desde la fundación de la República hasta el año en que se produjo la crisis. En un manual para periodistas de investigación, el periodista e investigador Mark Lee Hunter señala que el punto de partida es buscar material relacionado con un dato y seguir las referencias que incluye ese material para ir localizando otro y así sucesivamente. Fuentes generales —dice el experto—, pero también fuentes expertas: un artículo de prensa sobre un descubrimiento científico es una fuente general, pero la investigación científica original contiene un nivel de detalle mucho más profundo y crítico a la hora de sumar la información recopilada.
Tan importante es la documentación, y por ende, el archivo, que el propio Ryszard Kapuściński incluyó a los documentos entre uno de los tres tipos de fuentes que existen para él, junto a la gente (la principal) y el mundo que nos rodea (el contexto).
El reportaje se publicó entre febrero de y marzo de 2009 en cuatro entregas, pero el concurso jamás llegó a convocarse. No importa, al final aprendí que en los archivos todo periodista tiene un gran aliado.