En entrevista exclusiva, Scott Nathan, director de la Corporación Financiera para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (DFC), habló de los proyectos en América Latina y el Caribe con los que esperan hacerle frente a la influencia china en la región.
En un encuentro con cancilleres que sostendrán en Washington este miércoles, el DFC prometerá hasta 30 millones de dólares en financiamiento de asistencia técnica que ayudará a sentar las bases para proyectos financiables dentro de Alianza de las Américas y apoyar proyectos existentes que están recibiendo financiación.
Este miércoles, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, recibirá en Washington a los 11 cancilleres que hacen parte de la Asociación de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP, por su sigla en inglés), una iniciativa lanzada por el presidente Joe Biden hace dos años y que busca profundizar la alianza regional a través de la promoción de oportunidades económicas y hacer contrapeso a la expansión de China.
En el corazón de esta apuesta esta la Corporación Financiera para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (DFC), la institución estadounidense de crédito enfocada el sector público que se ha venido aliando con la banca multilateral para ofrecer nuevas alternativas de desarrollo de alto impacto en sectores críticos como la infraestructura.
EL TIEMPO habló con su director, Scott Nathan, sobre las perspectivas de esta nueva cumbre y el reto que plantea Pekín.
Nathan insiste en que Latinoamérica y el Caribe son una prioridad para Estados Unidos, a la vez que anunció un nuevo crédito por 30 millones de dólares para apalancar nuevos proyectos y reiteró que la apuesta de Washington es ofrecer un modelo competitivo que no endeude a los países y en el que el sector privado sea el principal catalizador.
Este 2024 se cumplen cinco años de la creación de la DFC que nació con el objetivo de ofrecer alternativas financieras para contrarrestar la expansión de China a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y, en particular, su creciente influencia en América Latina. ¿Cuál es su balance?
Establecida hace cinco años, DFC es la institución financiera de desarrollo de los Estados Unidos dedicada a proporcionar financiación para proyectos privados en el mundo en desarrollo con el objetivo de impulsar el crecimiento económico, generar empleos y promover la estabilidad en regiones como América Latina y el Caribe. La nuestra es una agenda afirmativa que proporciona altos estándares y alternativas de impacto frente a la financiación predatoria. Alentamos a otros a igualar esos estándares creando oportunidades importantes para el sector privado en EE. UU. y América Latina y el Caribe con el objetivo de que se asocien con el DFC en proyectos transformativos.
¿Y cómo les ha ido?
Tan solo el año pasado, DFC comprometió una cifra récord de 9.300 millones de dólares a nivel mundial en 132 transacciones. Nuestro portafolio total en América Latina y el Caribe es de casi 10.000 millones – o casi una cuarta parte – de nuestra cartera mundial. Esas inversiones ayudaron a movilizar capital privado y están teniendo un impacto positivo en el terreno, impulsando el desarrollo económico donde más se necesita. He realizado varias visitas a la región como CEO de DFC para ver cómo avanzan los proyectos y anunciar nuevas transacciones.
¿Como cuáles?
Por ejemplo, en Ecuador el año pasado me reuní con destinatarios de nuestra financiación para pequeñas empresas y emprendedores: un sector importante pero no bien provisto en la economía en toda la región de América Latina y el Caribe. En esa misma visita, anunciamos un préstamo de 150 millones de dólares para un proyecto de modernización portuaria que creará cientos de nuevos puestos de trabajo y generará cientos de millones de dólares en inversiones adicionales e ingresos para el Ecuador. Estamos orgullosos del alcance de lo que hemos podido lograr, desde financiar proyectos de infraestructura multimillonarios hasta apoyar los esfuerzos para obtener crédito adicional para pequeñas empresas.
¿Qué otro logro destacaría?
Un hito importante para nuestro trabajo en la región fue la apertura de la primera oficina regional de DFC en Sao Paulo (Brasil) a principios de este año. También acabamos de contratar a alguien para apoyar nuestro trabajo en México, y esperamos tener un oficial de inversiones en Santo Domingo (República Dominicana) para fin de año. Esta presencia sobre el terreno es importante y nos permitirá estar aún más cerca de nuestros clientes y hacer conexiones con otros. Nuestro objetivo es seguir ampliando esa huella en los próximos años.
Sumado al encuentro de esta semana organizado por Blinken en Washington, en noviembre, durante la cumbre inaugural de la APEP en la Casa Blanca, se trazaron objetivos como crear una nueva plataforma liderada por el DFC y el BID para canalizar la inversión en infraestructura sostenible y otros sectores económicos en la región. ¿Hay avances que se puedan destacar?
Cuando el presidente Biden lanzó la iniciativa Alianza de las Américas en la Novena Cumbre de la Américas en 2022 en Los Ángeles pidió una asociación regional para abordar la desigualdad económica, promover la integración económica regional, crear buenos empleos y restaurar la fe en la democracia brindando resultados para los trabajadores de toda la región. Poco más de un año después, fue anfitrión de la primera reunión a nivel de líderes de la Alianza de las Américas en la Casa Blanca, donde se formalizó la alianza estratégica entre el DFC y BID Invest y lanzó una nueva plataforma de inversión destinada a canalizar miles de millones de dólares en financiación para infraestructura sostenible.
La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) puso en marcha un nuevo programa acelerador para apoyar y dirigir la inversión hacia cientos de empresarios emergentes y el Departamento de Estado estableció un nuevo fondo para catalizar la inversión en soluciones innovadoras de financiación climática.
Desde entonces, DFC ha estado trabajando estrechamente con BID Invest para crear una asociación que satisfaga los objetivos de la Alianza de las Américas: fortalecer la integración, la cooperación y la competitividad regionales y facilitar la disponibilidad de financiación para el desarrollo para el sector privado.
¿De qué manera le hacen seguimiento a estos temas?
Los funcionarios de inversiones de DFC y BID se reúnen periódicamente y exploran la posibilidad de trabajar juntos en proyectos en toda la región. También estamos trabajando para mejorar el proceso para los clientes. Por ejemplo, estamos explorando cómo reducir la carga que supone para los clientes trabajar con dos instituciones diferentes con diferentes requisitos.
¿Qué esperan que se formalice tras la reunión de esta semana en Washington?
En la reunión de hoy organizada por el Secretario Blinken, el DFC prometerá hasta 30 millones de dólares en financiamiento de asistencia técnica que ayudará a sentar las bases para proyectos financiables dentro de Alianza de las Américas y apoyar proyectos existentes que están recibiendo financiación. Tomado en conjunto, estos esfuerzos de DFC para asociarse con instituciones financieras de desarrollo con ideas afines como el BID Invest canalizará más inversión privada hacia infraestructura sostenible y otros sectores económicos críticos que son centrales para alcanzar el objetivo primario de la Alianza de las Américas, que es construir una economía regional más competitiva e integrada en las Américas. Como ha dicho el presidente Biden: “La prosperidad y la seguridad del hemisferio occidental son fundamentalmente en el interés de la seguridad nacional de los Estados Unidos.” Por eso, una gran parte de lo que hacemos en DFC es invertir en la prosperidad y las capacidades de nuestros vecinos.
Diplomáticos en la región sostienen que China está llenando un vacío que ha dejado Estados Unidos y critican iniciativas actuales como el APEP por considerarlas simples “reempaquetamientos” de lo ya existente. ¿Qué opina?
Para Estados Unidos y el DFC, América Latina y el Caribe es uno de nuestros mercados más importantes y no tengo ninguna duda de que seguirá siéndolo en el futuro. DFC apoya infraestructura crítica, invierte en energía renovable y ayuda a diversificarla cadena de suministro de minerales críticos. Está expandiendo las oportunidades para todos al hacer que la financiación sea más accesible para pequeñas empresas, empresarios y grupos tradicionalmente marginados como mujeres y poblaciones indígenas. Y está trabajando de la mano con el sector privado y comunidades locales para impulsar nuevas formas innovadoras de proteger el medio ambiente y abordar los desafíos del cambio climático.
¿En clave con el BID?
Al asociarnos con socios financieros establecidos y alineados como BID Invest estamos multiplicando nuestro impacto al canalizar nuestros recursos colectivos para abordar prioridades compartidas. En última instancia, nos impulsa la creencia de que desarrollar un sector privado sólido es la mejor manera de aliviar la pobreza a largo plazo y fortalecer las posiciones económicas y estratégicas de nuestros socios alrededor del mundo. Al centrarse en la viabilidad comercial y aplicar altos estándares, nos estamos asegurando de que estas inversiones sean sólidas y sostenibles.
Uno de los principales problemas que tiene Estados Unidos es ser competitivos frente una China, país que ofrece mejores condiciones de financiación y créditos más baratos. ¿Qué alternativas existe para hacerle contra peso a esa ventaja?
Al fin y al cabo, en lo que creemos es que un desarrollo liderado por el sector privado y financieramente sostenible es la mejor opción para cualquier socio. Nuestro modelo de desarrollo en DFC, que trabaja directamente en enfocar al sector privado para que desempeñe el papel de liderazgo, es fundamentalmente diferente de la forma en que otros abordan el desarrollo. DFC no está cargando a los países con deuda externa y estamos financiando proyectos que ayuden a crear capacidad local a la vez que sean financieramente viables. Nosotros vamos a continuar expandiendo nuestro modelo de financiamiento de altos estándares orientado al sector privado.
Colombia, hasta hace pocos años, parecía inmune a la expansión de China. Pero, solo en 2022, Pekín triplicó sus inversiones en el país, particularmente en proyectos de infraestructura como el metro para Bogotá e hidroeléctricas. ¿Qué tan preocupados están por este nuevo rumbo en un país hasta ahora considerado como el principal aliado en la región de Estados Unidos?
Estados Unidos es, de lejos, el mayor inversionista en Colombia, el mayor donante que tiene Colombia y el mayor mercado de exportación para Colombia, según datos de la ONU. A principios de este año, el DFC aprobó un proyecto de 150 millones de dólares que ayudará a aumentar el acceso a los servicios bancarios digitales para personas desfavorecidas y comunidades rurales en Colombia, así como un préstamo de 10 millones de dólares que financiará la expansión de una empresa que brinda servicios de arrendamiento de equipos comerciales a pequeñas empresas, con un énfasis en empresas propiedad de mujeres y dirigidas por mujeres. Por lo tanto, estamos seguros de que nuestra relación excepcional con Colombia continuará fortaleciéndose y expandiéndose.