Con profunda tristeza, en la noche del miércoles 30 de octubre, alrededor de las 09:00 p.m., recibimos la dolorosa noticia del fallecimiento del Teniente General (r) Ramiro Matos González. Nuestro país y nuestras Fuerzas Armadas han perdido a uno de sus grandes hombres, un ícono de honestidad y dignidad que siempre será recordado por las generaciones presentes y futuras como un ciudadano y militar ejemplar.
El General Ramiro Matos desempeñó roles de gran relevancia tanto dentro como fuera de las Fuerzas Armadas, incluyendo: Comandante de la Base Aérea de Santiago, Subjefe de la Fuerza Aérea Dominicana, Comandante de la Primera Brigada de Infantería del Ejército Nacional, Subjefe del Ejército Nacional, Jefe del Ejército Nacional, Subsecretario de las Fuerzas Armadas, Secretario de las Fuerzas Armadas, Secretario de Interior y Policía, Jefe de la Policía Nacional, Director de Bienes Nacionales y Director de Foresta, entre otros. En todos estos cargos, actuó con la responsabilidad, honestidad y austeridad que definieron su vida.
Además de su destacada carrera militar, el General Matos fue historiador, educador, pintor, escultor, flautista y poseedor de vastos conocimientos en astronomía. Participó valientemente en momentos clave de nuestra historia moderna, como la Revolución de Abril de 1965, donde fue herido gravemente, perdiendo el ojo derecho, el desembarco guerrillero liderado por el Coronel Francisco Alberto Caamaño en 1973, y la revuelta de abril de 1984.
El Teniente General Ramiro Matos fue un ejemplo a seguir para muchos oficiales que aspirábamos a emular su responsabilidad en el mando y su incuestionable integridad.
A través de estas líneas, quiero expresar mis más sentidas condolencias a sus hijos Ana, Manuel, Elizabeth, Mencía, Amparín, Carlos, José, Ingrid, a sus nietos, al resto de sus familiares, y a todos los miembros activos y retirados de las Fuerzas Armadas que sentimos por él un profundo cariño, agradecimiento y admiración.
El legado de vida del Teniente General Ramiro Matos González perdura más allá de sus logros y honores. Su ejemplo de entrega, valentía y nobleza de espíritu continuará inspirando a todos aquellos que buscan servir a su país con integridad y pasión. Su vida es un testimonio de cómo un individuo puede impactar positivamente a una nación y seguirá siendo una luz inspiradora que guíe a las futuras generaciones.
Que el Señor Nuestro Dios lo tenga en su Santa Gloria.