El fenómeno de la renuncia silenciosa o furtiva ha emergido con fuerza afectando a los entornos laborales mundialmente, y la República Dominicana no es la excepción. El término en inglés de “quiet quitting”, que empezó originalmente a aparecer en la red social TikTok, se refiere a aquellas personas que estando empleadas han renunciado mentalmente a su trabajo, limitándose a cumplir únicamente con las tareas mínimas requeridas del puesto. Es un fenómeno que ha surgido tras los cambios drásticos en las dinámicas laborales que tienen su origen en la pandemia de COVID-19.
Este comportamiento ligado a una desconexión emocional con el trabajo tiene consecuencias personales y organizacionales que no son triviales, impactando negativamente la productividad, el ambiente laboral y las relaciones interpersonales dentro de las empresas. Este fenómeno plantea desafíos cruciales a las empresas de nuestro país, que, en medio de las presiones del acelerado cambio tecnológico y la creciente competitividad, necesitan retener talento y mantener un nivel de compromiso alto entre sus empleados.
La pandemia fue un catalizador que aceleró el fenómeno, ya que trajo consigo el trabajo remoto, la reducción de la interacción social en los espacios laborales y el aumento del estrés derivado de la incertidumbre económica y sanitaria llevaron a muchos trabajadores a reevaluar sus prioridades. Según el estudio realizado por investigadores de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), recientemente publicado en la prestigiosa revista Management Research, titulado “Renuncia silenciosa en la República Dominicana: la perspectiva de las empresas”, basado en entrevistas con gerentes de empresas del país, la desconexión social fue uno de los principales factores que contribuyeron a la renuncia silenciosa.
Un gerente entrevistado en el estudio comentó: “Nos dimos cuenta de que las personas necesitan interactuar. El aislamiento durante la pandemia hizo que algunos empleados perdieran el sentido de pertenencia a la empresa.” Otro observó que esta desconexión no solo se reflejaba en la falta de motivación, sino también en una baja en la calidad del trabajo y en comportamientos como no realizar horas extras o encadenar días libres con feriados.
Generación Z y un
cambio de prioridades
La renuncia silenciosa es particularmente visible entre los empleados más jóvenes, conocidos como la Generación Z. Según el artículo en referencia, los gerentes entrevistados perciben que este grupo valora cada vez más el equilibrio entre la vida personal y laboral, priorizando su bienestar sobre los objetivos corporativos. Un de ellos lo describió de manera clara: “Los jóvenes tienen esta actitud hacia la vida que dice: No quiero solo trabajar o ser rico, quiero un balance que me permita disfrutar de mi vida.”
Además, según los hallazgos del estudio, en opinión de las empresas que formaron parte, la Generación Z cuestiona las dinámicas laborales tradicionales, mostrando una preferencia por trabajos que les brinden flexibilidad y les permitan alinear su vida profesional con sus intereses personales. Este cambio en las expectativas laborales obliga a las empresas a repensar cómo se relacionan con sus empleados, particularmente en un mundo postpandemia donde las modalidades híbridas o remotas al parecer han llegado para quedarse, pese a la resistencia de las personas con cargos directivos, que notoriamente no se sienten cómodas con esas modalidades.
Estrés y ansiedad
como detonantes
Otro factor clave identificado en el estudio fue el aumento de los niveles de estrés y ansiedad entre los trabajadores. La incertidumbre económica, el miedo al contagio y la presión de adaptarse rápidamente al trabajo remoto afectaron la salud mental de muchos empleados. Algunos gerentes observaron comportamientos como ausencias frecuentes, disminución en el rendimiento y cambios de actitud que reflejaban una desconexión progresiva con el entorno laboral. Un gerente resumió esta experiencia: “Durante la pandemia, muchas personas estaban tan ansiosas que dejaron de involucrarse. No querían participar en reuniones ni asumir nuevas responsabilidades porque se sentían completamente abrumadas.”
El liderazgo como clave para abordar el problema
El estudio resalta que el liderazgo juega un papel fundamental en la prevención de la renuncia silenciosa. Estilos de gerencia más empáticos y proactivos pueden marcar una gran diferencia al detectar señales tempranas de desconexión y abordar las preocupaciones de sus empleados. Sin embargo, no todos los líderes están preparados para manejar estas situaciones.
Un entrevistado afirmó: “Cuando un empleado no siente que es tomado en cuenta para desarrollarse profesionalmente o participar en proyectos, simplemente baja la guardia”. Esta falta de involucramiento por parte del liderazgo puede convertirse en un círculo vicioso que desmotive aún más a los empleados.
Soluciones para un
entorno laboral cambiante
Las empresas dominicanas tienen ante sí el reto de implementar estrategias que aborden la renuncia silenciosa desde un enfoque integral. Entre las recomendaciones del estudio destacan:
1. Fomentar una comunicación abierta: Supervisores deben mantener conversaciones regulares y personales con sus empleados para entender sus necesidades y preocupaciones.
2. Promover el balance vida-trabajo: Implementar políticas de trabajo flexibles que permitan a los empleados manejar mejor sus responsabilidades personales y profesionales.
3. Reconocer el esfuerzo individual: Crear un sistema de reconocimiento que valore las contribuciones de los empleados, más allá de los resultados estrictamente medibles.
4. Invertir en bienestar: Ofrecer programas que apoyen la salud mental y física de los trabajadores, como acceso a terapias o actividades que reduzcan el estrés.
Una nueva era para
las relaciones laborales
La renuncia silenciosa es un síntoma de un cambio más profundo en las dinámicas laborales. El modelo tradicional de trabajo, basado en la supervisión estricta y horarios rígidos, está siendo reemplazado por una visión más centrada en el bienestar del empleado. Este cambio no solo beneficia a los trabajadores, sino que también crea empresas más resilientes, con equipos más comprometidos y productivos.
Como concluyó uno de los gerentes entrevistados en el estudio: “La pandemia vino a despertar a las empresas. Nos hizo entender que los empleados tienen necesidades distintas, y adaptarnos a ellas es esencial para sobrevivir”.
El desafío ahora es claro: las empresas dominicanas deben escuchar estas señales de cambio y adaptarse. Solo así podrán enfrentar los retos de un entorno laboral en constante transformación y construir relaciones laborales más sólidas y sostenibles.
El autor es profesor e investigador de PUCMM