El Programa de Medicamentos de Alto Costo (PMAC) impacta directamente a miles de dominicanos con enfermedades graves, raras o no transmisibles, cuyos tratamientos exceden con creces sus capacidades económicas. Desde niños con hemofilia en Santiago hasta mujeres con cáncer de mama en Santo Domingo, el programa busca llegar a quienes más lo necesitan.
Sin embargo, ante constantes cuestionamientos surge la duda: ¿Cómo se distribuye esta ayuda en el territorio nacional, qué condiciones cubre, cuáles son los requisitos de ingreso y qué efecto tiene en la vida de las familias?
Datos ofrecidos a este medio indican que actualmente el PMAC dispensa los medicamentos a través de 9 farmacias especializadas en hospitales públicos de referencia. De ellas, 6 están en la provincia Santo Domingo, concentrando la mayor parte de los beneficiarios; 1 se encuentra en la región sur y 2 en la región norte. “Esta distribución centralizada obliga a muchos pacientes de provincias alejadas a viajar largas distancias para recoger sus medicinas”, reconoce el ministro de Salud Pública, Víctor Atallah.
Sin embargo, aseguró que los planes a corto y mediano plazo buscan ampliar la red de farmacias hacia la región este y el noroeste del país, acercando el servicio a zonas actualmente desprovistas. Paralelamente, indicó que se trabaja en la descentralización del proceso de dispensación, considerando el lugar de residencia de los pacientes al habilitar nuevos puntos de entrega.
Un aspecto crítico de la accesibilidad es garantizar que, una vez aprobado un caso, el medicamento esté disponible sin interrupciones. Durante la pandemia de 2020 la cadena global de suministros sufrió retrasos, y a inicios de 2024 un fabricante no pudo proveer cierto fármaco por problemas en su producción. Aun así, el funcionario dijo que el Ministerio de Salud buscó alternativas para que ningún paciente quedara sin su tratamiento.
“Rastreamos las existencias en todo el país hasta asegurar la continuidad para cada persona afectada y para prevenir estas situaciones, el programa mejoró la planificación de inventarios y estableció compras especiales a proveedores únicos que agilizan la entrega de medicamentos críticos”, señaló.
Estas medidas apuntan a impedir que se produzcan desabastecimientos mayores y permitir que los fármacos de alto costo no tengan interrupciones a las manos de los pacientes necesitados.
Impacto económico
El alivio financiero que representa el PMAC para las familias es difícil de sobreestimar. Muchos de los medicamentos cubiertos tienen costos inaccesibles para un segmento de la población: hay fármacos que alcanzan los RD$5, 6 y hasta 24 millones al año por paciente.
“Un número muy limitado de familias puede pagar los costos que exigen los medicamentos para enfermedades oncológicas o autoinmunes”, señaló el ministro, sumado al hecho de que las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) no incluyen en sus catálogos muchos de los fármacos necesarios para hacerle frente a esos padecimientos.
Por estas situaciones, el programa surge como aliado para aquellas personas incapaces de hacer frente a la carga económica que supone una enfermedad de alto costo, con medicamentos entregados de forma gratuita.
Algunos ejemplos dimensionan el impacto: en los últimos tres años el Estado ha invertido más de RD$557 millones en tratar a niños con hemofilia, ofreciendo una terapia profiláctica de vanguardia que previene hemorragias incapacitantes. De igual modo, para enfermedades ultra-raras como Gaucher o ciertas mucopolisacaridosis, el PMAC es la única fuente de tratamiento: un solo paciente con uno de estos diagnósticos requiere más de RD$24 millones al año en medicinas, cifra imposible de asumir fuera del sistema público.
Hoy, gracias a la cobertura estatal, esos dominicanos reciben sus terapias sin costo, con una expectativa y calidad de vida muy superiores a las que tendrían de otro modo.
Además del beneficio médico directo, el programa genera un efecto socioeconómico positivo. Al garantizar medicamentos costosos, el PMAC ayuda a prevenir complicaciones, hospitalizaciones, cirugías e incluso fallecimientos prematuros que implicarían un alto costo emocional y financiero para las familias.
De acuerdo a los resultados del programa, los pacientes bajo tratamiento suelen mantenerse más estables; muchos pueden continuar trabajando o estudiando, y sus cuidadores evitan ausentarse tanto del empleo al no presentarse crisis de salud frecuentes.
Beneficiarios y requisitos
Por diseño, el PMAC atiende a personas con patologías complejas o poco comunes que conllevan tratamientos costosos. Su cartera de fármacos incluye terapias para cáncer, enfermedades autoinmunes (como artritis), padecimientos degenerativos, dolencias genéticas raras, pacientes trasplantados que requieren inmunosupresión e infecciones crónicas como la hepatitis C. Más del 40% de los medicamentos del programa corresponden al área oncológica, reflejando la alta incidencia del cáncer y el precio de sus tratamientos modernos.
Para ingresar al programa, el paciente debe presentar una solicitud con receta médica, expediente clínico y estudios diagnósticos que evidencien la necesidad del tratamiento. Un comité especializado evalúa cada caso. La inclusión no es automática: depende de cumplir los requisitos médicos y administrativos y de la disponibilidad presupuestaria en ese momento. No obstante, todas las solicitudes son valoradas bajo criterios técnicos y éticos, procurando la mayor equidad posible.
Quienes no pueden ser admitidos de inmediato quedan en lista de espera bajo criterios de priorización. El programa da preferencia a niños y a pacientes en estado más crítico dentro de los cupos limitados que se van abriendo, respetando siempre el orden cronológico de las solicitudes para mantener la transparencia.
El tiempo de espera para una aprobación varía según la complejidad del caso y los fondos disponibles: puede ir desde unas pocas semanas hasta varios meses y en algunos casos puede llegar al año de espera.
“Intentamos disminuir la lista de espera todo lo que podemos. Lamentablemente, por el presupuesto que manejamos y los altos costos de los fármacos, para que ingrese alguien debe salir otro”, lamentó el ministro.
Sin embargo, puntualizó que en los casos de emergencia médica (por ejemplo, ciertos fármacos oncológicos de rescate) se atienden de forma inmediata con servicio las 24 horas. En cuanto a los tratamientos continuos no urgentes, se han logrado agilizar algunos procesos, pero en otras terapias el ingreso de nuevos pacientes es necesariamente gradual para no comprometer la atención de quienes ya reciben medicamentos.
“Eso sí, una vez que un paciente es aceptado, el Estado asume el compromiso de proveerle su medicamento de por vida (o mientras lo necesite) sin interrupciones”, aclaró.
Las autoridades enfatizan que cada fármaco “tiene nombre y apellido desde que entra” al programa, es decir, jamás se le quitará a un paciente su terapia para dársela a otro. Este principio garantiza que los beneficiarios actuales mantengan su tratamiento, mientras el PMAC gestiona más recursos para incorporar paulatinamente a quienes aguardan.