Con motivo de su 136 aniversario, el periódico Listín Diario organizó una emotiva eucaristía de acción de gracias en la Catedral Primada de América, en la Ciudad Colonial. Allí se elevaron plegarias en gratitud por más de un siglo de labor informativa al servicio del pueblo dominicano.
La ceremonia religiosa estuvo presidida por el padre Alejandro Valera, de la Arquidiócesis de Santo Domingo, y el reverendo Isaac García de la Cruz.
Cada año, en esta significativa fecha, el equipo de Listín Diario renueva su compromiso con la verdad, el servicio y el país, rindiendo tributo a la misericordia de Dios que ha guiado su trayectoria desde 1889.






Listín Diario: firme en el corazón del pueblo
En sus palabras de agradecimiento, el director del periódico, Miguel Franjul, puntualizó que la misión de Listín Diario no se limita a informar desde la distancia, sino a caminar junto a la gente, a escuchar sus latidos más profundos, a descubrir y, sobre todo, a visibilizar sus necesidades más apremiantes.
“136 años es mucho más que un número. Es un testimonio vivo de la historia dominicana. Seguiremos apostando por un periodismo humano, veraz y confiable, guiado por la verdad, como manda el Evangelio. Nuestro compromiso con el pueblo dominicano sigue firme: ser cronistas fieles, voces comprometidas y servidores de esta nación”, expresó Franjul.













Una ceremonia que recordó la espiritualidad institucional
La liturgia estuvo cuidadosamente estructurada para subrayar el valor espiritual del tiempo consagrado y el compromiso colectivo con una labor guiada por el respeto a los principios éticos.
La primera lectura, tomada del libro del Levítico, recordó al pueblo de Dios la importancia de santificar el tiempo a través de las fiestas sagradas.
El Salmo fue una invitación a la alabanza gozosa, reconociendo la fidelidad constante de Dios a lo largo del camino. En medio del ritmo intenso del quehacer periodístico, esta proclamación fue un recordatorio de que cada logro institucional debe nacer del agradecimiento y la obediencia al bien común.
El momento culmen de la celebración llegó con la proclamación del Evangelio según san Mateo, que puso de relieve una profunda enseñanza: la verdadera religiosidad no está en los formalismos exteriores, sino en la disposición sincera del corazón.







