He sostenido que JOAQUIN BALAGUER, quien no fue un santo, es el prócer nacional del siglo XX y el dominicano de mayor influencia de la historia dominicana que ha extendido su legado en el presente siglo a través del hijo su adversario político e intelectual, que adoptó en el año de 1996, LEONEL FERNANDEZ.
A pesar de su participación protagónica en la parte final de la tiranía, su ropaje público terminó sin una gota de sangre y sin la más leve mancha de peculado, algo excepcional, andando del panegírico ante el cadáver ajusticiado del sátrapa en el Palacio Nacional, al discurso de Punta del Este en la OEA, pasando por el exilio en New York, de donde pobre, dando una muestra de valor regresó en medio de la guerra civil para ganar las elecciones e iniciar la reconstrucción de un país que entonces tenía 3.921.847 millones de desamparados.
Sin recursos, sin prestamos y sin ser el favorito de los norteamericanos transitó la Guerra Fría enfrentando la desunión que deja una confrontación nacional, guerrilla urbana y rural y en doce años dejó un país al que, como mínimo, le hizo realidad transitar por carreteras, caminos vecinales, autopistas, calles y aceras asfaltadas, dejando de andar descalzos y de buscar agua del río en calabazos: con ese milagro económico, que incluyó los primeros pasos del turismo, dejó la república en 1978 en el tránsito a la democracia dejando atrás la época de los golpes de Estado.
Le acusaron de ser un muñequito de papel, de haber creado 300 millonarios- que es una de sus obras más importantes, pues sin empresarios estaríamos como Haití-, incluso intentaron imputarlo de presidir un Gobierno corrupto, en un tiempo en que a su decir, la corrupción se detenía a la puerta de su despacho”; negociada su salida se marchó al exilio, según algunos para nunca volver. Pero, tras el desastre del PRD de 1978 a 1986, volvió.
Sufrió en la oposición con el estoicismo y la austeridad que le era característica en un carro viejo que se averiaba cada semana, con prohibición del Gobierno a sus 86 años y ciego, de viajar en helicópteros como método de dificultar los trabajos políticos: Bajo aguaceros a veces, tronando o inhalando polvo, acompañado de la juventud, en una epopeya cívica, se impuso en las elecciones para un nuevo periodo lleno de dificultades económicas por la entrega que en 1984 hizo el Gobierno del PRD al Fondo Monetario Internacional. La deuda pública empezaba a convertirse en un pesado lastre.
En esta etapa de la República la necesidad era fortalecer la democracia y recuperar la prosperidad y lo logró, no obstante los avatares de la Guerra del Golfo en el 1990, algunos errores económicos y la crisis de Haití en 1993; de hecho la dificultad le sirvió de base, en una económica que él había creado con las zonas francas, el turismo, la banca de desarrollo e hipotecaria, para iniciar la primera gran reforma económica con la implementación del código tributario que bajando las tasas logró aumentar las recaudaciones. El país, dijo en 1996, era una nave lista para despegar y LEONEL aprendió a volar despegándola con éxito.
Situar su legado en un contexto analítico tan breve como este artículo, es casi imposible porque todavía hoy en infraestructura, casi todo lo que existe, incluyendo las presas, fue su obra y lo que no, lo hizo Leonel; en el plano económico, borrada la caña de azúcar como “espina dorsal de la economía”, todo lo que existe, bancos, empresas de seguros, servicios, industrias, etc., es su legado, no existía cuando él asumió el poder en 1966 y, lo que se habría de hacer, vino a ser también, su legado a través de su legatario político.
Trabajar con el ahorro interno, premisa básica de sus administraciones enemigas del endeudamiento externo, fue una práctica que transfirió a Leonel en 1996 y controló desde el Congreso Nacional; su heredero respetó esa política pública e incluso redujo la deuda, iniciando la etapa de reformas institucionales más profundas de la historia dejando atrás el lastre de las empresas públicas heredadas de Trujillo cuyos déficits agobiaban el Presupuesto Nacional, innecesarias además, pues el sector privado cubría ampliamente, con eficiencia, las cuestiones comerciales y los servicios que estas prestan a la sociedad.
Balaguer fue como el Cid a su última contienda en las colinas del año 2000 con 94 años y gravísimas limitaciones de movilidad y, sin embargo, compitiendo con el Gobierno, logró el 25% de los votos. Sabio, tanto o más que inteligente, como siempre, cuando el PRSC por boca de Donald Reid Cabral, con el apoyo de Quique Antún, Leonardo Matos Berrido y quien este artículo escribe, publicaron en El Nacional y en La Nación, el reconocimiento del triunfo de Hipólito Mejía, lo hizo suyo.
Tras la crisis bancaria del 2003 que, por su manejo incorrecto, hizo tambalear los cimientos de la economía, la bandera de su legado de orden, disciplina fiscal, bajo endeudamiento y modernización institucional, volvió a ondear y su heredero designado, como antes hizo él, volvió a ganar desde la oposición: tras su fallecimiento su legado político no estuvo con la institución que fundara, sino con el heredero que designara.
Reencarrilado el tren y a pesar de la crisis inmobiliaria del 2008 que sacudió el mundo desarrollado con efectos terribles sobre el resto de los países, con un petróleo que llegó a cotizarse a USD$ 147.02 el barril en el mes de julio, LEONEL mantuvo la nave a flote, no solo con tasas de crecimiento altas, sino en particular, adelantó las reformas institucionales más profundas, una de ellas, el cambio de la Constitución liberal de 1966, la de más larga duración, por una social y de derecho que pone en el centro a la persona.
La obra de Joaquín Balaguer era inmensa y el desarrollo representado por un crecimiento promedio anual del 5.5% del PIB sobrepasó algunas de sus infraestructuras visionarias, como las avenidas 27 de febrero, la Kennedy o la Luperón, en un tiempo en que el país se hizo crecientemente urbano y el tráfico aumentó geométricamente y, ahí le dio continuidad LEONEL a la obra de BALAGUER, con los elevados túneles y el Metro, entre otras muchas obras.
La República física e institucional son obra de ellos sin demérito de aportes de DANILO MEDINA, en el área eléctrica y escolar: No olvidemos que al cierre del 2019 el país estuvo a punto de ser declarado libre de analfabetos cuando se redujo a un 5% y los apagones eran cero. El analfabetismo se ha incrementado sobre el 6% y los apagones están acabando con la tranquilidad del hogar, las calles y con la economía
El legado político de este dominicano insigne es de tal magnitud que incluso opaca su heredad como escritor acabado- sólo superado por Bosh-, que como ensayista tuvo una excepcional preparación académica solo comparable con Pedro Henríquez Ureña; fue, sin lugar a dudas una de las mentes mejor amuebladas como intelectual y, como líder de masas, sólo el Dr. Peña Gómez se le acerca.
Nacido el 1 de septiembre de 1906, falleció, estando activo el 22 de julio del 2002, rodeado de la admiración de un pueblo que acompañó sus restos en un cortejo fúnebre que llegó al camposanto para descansar humildemente, casi a medianoche.