La quinta revolución industrial asoma sus narices en la economía global vestida de la tecnología de última generación aún en prueba científica, y en países como República Dominicana plantea esenciales desafíos que retan a gobiernos, academias, sectores productivos y de manera individual a las nuevas generaciones que harán frente al futuro.
Aquí les presentamos una interesante entrevista, exclusiva para Listín Diario, con el científico de datos, investigador y consultor internacional, José Luis Córica.
¿De qué hablamos al presagiar la 5ta. Revolución Industrial?
La historia nos muestra que el surgimiento de una tecnología disruptiva, con capacidad de provocar cambios cuantitativos, genera una etapa nueva que se caracteriza por transformaciones en la mayoría de los parámetros de la sociedad. No se trata pues de variaciones sobre la misma tecnología, sino de cambios conceptuales.
En la cuarta revolución industrial que transitamos pasamos de los puestos de trabajo automatizados (con un operador asistido) a los puestos de trabajos robotizados (sin operador). De personas que aprenden a máquinas que aprenden.
¿Cuáles serán las características diferenciadoras de esta etapa con la 4ta. Revolución industrial que se vive en la actualidad?
Una quinta revolución industrial vendrá de la mano de nuevas tecnologías disruptivas que hagan una transformación cualitativa, porque sin ellas no hay una revolución “nueva”. Desde este punto de vista las tecnologías que se perfilan como disruptivas son muchas, pero aún son completamente experimentales.
En mi opinión, la quinta revolución industrial tiene dos prospectos serios. La computación cuántica por una parte y la interfase cerebro internet por la otra. Llegará el momento en que consultemos internet con el pensamiento. Allí tendremos una nueva era y por ende una nueva revolución industrial.
¿Cuáles cambios se estima se generarán en las industrias y los mercados laborales?
Es una pregunta difícil, puesto que estamos hablando de tecnologías inmaduras hoy, pero podemos tratar de visualizar una industria y una sociedad en la era de la computación cuántica y la interfase cerebro internet.
La computación cuántica asociada a un internet que se maneje por el pensamiento permitiría la detección en tiempo real de las necesidades en función de los datos, de los consumos, para construir y procesar tendencias instantáneas sobre lo que las personas están pensando.
Podemos imaginar algoritmos de IA que realicen el diseño y testeo de esos productos y la fabricación en plantas completamente robotizadas. Una industria con autonomía para producir bienes y servicios con escasa o nula supervisión humana.
Este impactaría los mercados laborales porque se requerirá un conjunto de habilidades blandas muy sólido para lograr que las personas asuman los trabajos que las máquinas no puedan realizar.
¿Cómo cambiará el relacionamiento del capital humano-producción?
Contrariamente a las distopías (sociedades imaginarias) que suele mostrar la ciencia ficción, yo estoy convencido que cada tecnología disruptiva trae consigo una oportunidad.
República Dominicana ha anunciado un plan estratégico de innovación tecnológica que alinea la visión nacional y tiene buenas posibilidades de exceder la política de gobierno y constituirse en una política de Estado consensuada entre todos los partidos.
Además, tiene una estrategia de provisión de tecnologías a docentes y estudiantes, con conectividad de centros educativos y una visión ministerial muy clara. De hecho, es el primer país en el que el ministro de educación es un referente histórico a nivel internacional en educación virtual y un pionero sumamente prestigioso en la modalidad.
Si el país da continuidad a este tipo de políticas, tiene un futuro muy venturoso en la actual revolución industrial y también en la próxima.
¿Cuáles son los grandes desafíos que generará a las nuevas generaciones?
Los desafíos son en principio educativos y culturales. Nuevas tecnologías son siempre facilitadoras y generadoras de tiempo libre y el desafío está en el qué hacer con este tiempo libre.
La preparación intelectual, el aprendizaje continuo, la voluntad de superación, perseverancia, la creatividad, el liderazgo, el cultivo de los afectos y el humanismo serán sin dudas los desafíos de las nuevas generaciones que nacieron inmersas en la tecnología.
¿Podría esta nueva revolución industrial crear mayor o menor desigualdad social y brecha entre los géneros?
La historia demuestra con mucha claridad que cada revolución industrial ha traído más protagonismo de las mujeres y mayores avances en el cierre de la brecha de género. Hoy prácticamente ningún trabajo requiere de fuerza física, la mayoría son ubicuos, y requieren una fuerte preparación intelectual, tampoco es un secreto que la matrícula femenina supera a la masculina en toda la región.
Respecto de la desigualdad social, en mi opinión esta es una consecuencia y no una causa. La verdadera causa es la pobreza y su consecuencia la desigualdad social. A la pobreza se la combate con igualdad de posibilidades al inicio y debo mencionarlo aquí también, los esfuerzos igualadores que el sistema educativo dominicano está haciendo son dignos de imitación en el resto de la región.
¿Cuáles son sus recomendaciones?
La primera recomendación sería crear igualdad de puntos de partida en toda la población para garantizar el derecho a la educación, que es un derecho que funda derechos.
A los gobiernos que escuchen e incorporen a sus científicos de datos. Leí con beneplácito que el gobierno de República Dominicana convocó a los expertos de la Sociedad Dominicana de Inteligencia Artificial.
Es de esperar que incorporen la potencia intelectual y transformadora de los expertos que allí tienen (algunos en mi opinión rozan la categoría de genios). También leí que el portal de compras dominicano está lanzando la incorporación de la ciencia de los datos en la prevención de la corrupción. Creo que esos son ejemplos a seguir.
Respecto de la academia, creo que lo que viene es la transformación digital del sistema educativo, en especial del sistema universitario.
Finalmente, respecto de las personas, el no descuidar los afectos y el utilizar la tecnología para el crecimiento y desarrollo personal. Somos los seres humanos los que debemos tomar las decisiones tecnológicas y no las tecnologías las que decidan cómo queremos vivir.