La Navidad es, sin dudas, una fecha sumamente especial para la mayor parte de la población mundial, independiente de nuestras creencias y de la visión que tengamos en torno a ella.
Constituye una de las festividades más importantes del cristianismo, porque con ella se celebra el nacimiento de Jesucristo.
Este acontecimiento se celebra en el mes de diciembre de cada año y todos los cristianos nos preparamos a celebrar el 24 la Nochebuena, con mucha expectativa y alegría de unión entre nuestros seres queridos.
Al llegar la sagrada temporada de Navidad, vale la pena hacer una pausa y detenernos un momento para meditar acerca del significado de esta fiesta y la razón del nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios entre nosotros, en donde la mayoría de las personas han reducido esta celebración a cosas puramente triviales.
En la actualidad, es difícil no caer en la vorágine del consumismo y las algarabías que nos bombardea constantemente durante esta época, cuando lo ideal debe ser el de propiciar un mayor acercamiento de la humanidad con Dios. Lo demás es superficial y lejano al significado de la Navidad.
Es por ello que en este tiempo de Navidad debemos reflexionar en el sentido de que el nacimiento de Jesús obedece a un propósito redentor de Dios, el cual consiste en liberarnos de todo aferramiento terrenal y material que nos impida vivir una vida a plenitud.
Lo que supone seguir edificando juntos un camino de renovación espiritual, para reconocer que sí se puede construir una mejor sociedad entre todos y para todos.
Ojalá y que esta Navidad sea la ocasión propicia para renovar nuestro compromiso de fortalecer los lazos fraternales y de amistad, superar los conflictos familiares y perdonar de corazón a quienes nos han ofendido, así como promover siempre la reconciliación.
Está claro que 2022 fue un año difícil y de muchos retos para los distintos sectores económicos, porque no se lograron superar los efectos de una economía estancada, producto de la pandemia COVID 19, lo que supone que la esperanza de un mejor porvenir que nos ayude a encarar los grandes retos y desafíos que nos sobrevienen, debe estar presente siempre en la mente y actitud de cada uno de nosotros.
Este nuevo año debe permitirnos ser protagonistas de nuestra misión de vida, por eso tenemos que tomar las riendas de nuestro destino y proyectar mejores días, con fe, voluntad, buenos deseos, y sobre todo con mucha humildad y trabajo para el bienestar social.
Finalmente, pese a las malas noticias que escuchamos a diario, en esta época festiva y de reflexión debemos caminar por el camino de la esperanza, esparciendo la semilla que anuncia la paz, la verdad y las buenas nuevas, con la fe firme de que de esas semillas podamos cosechar ciudadanos responsables, comprometidos, valientes, trabajadores, honestos, temerosos de Dios y que quieran trabajar decididamente para el logro del bien común.