El temblor de tierra de 5.0 grados de intensidad que sacudió la provincia Peravia, entre otras del sur y del país ayer en la mañana, obligó a la suspensión de la docencia en casi todos los centros educativos de esta demarcación.
Aunque el sismo se produjo a las 7:11 de la mañana, ya había un número considerable de alumnos y docentes, que fueron presa del pánico ante el remezón.
En los planteles de dos niveles, como el liceo Francisco Gregorio Billini, la escuela Canadá, en el centro de la ciudad, entre otros, los alumnos y docentes no quisieron subir al segundo nivel por temor a otro temblor de tierra.
Tanto en el sector público como en los colegios privados se decidió enviar a sus casas al alumnado de esta población, así como a los docentes, personal administrativo y de apoyo como una forma prevenir “cualquier incidente que lamentar”, dijeron directores y autoridades locales de Educación, así como la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), que apoyó la medida. El movimiento telúrico se produjo a las 7:11 de la mañana con epicentro en el mar Caribe a 32 kilómetros al sureste de Matanzas, y a una profundidad de 45.1 kilómetros, según el informe del Servicio Geodésico de Estados Unidos (USGS).
Inicialmente la USGS informó que el sismo se registró con magnitud de 5.3, pero más tarde corrigió a 5.0 y ajustó tanto la profundidad como la distancia.
Peritos en las áreas de ingeniería y de la arquitectura del Ministerio de Educación y del ayuntamiento local, visitaron varios planteles educativos verificando los efectos del sismo en estas infraestructuras.
Varias de estas edificaciones escolares presentaron agrietamientos y fisuras, muchas de estas, “grietas viejas de otros fenómenos sísmicos y otras recientes, sobre todo en los planteles de reciente construcción, pero según estos técnicos las “mismas no representan ningún peligro en estas infraestructuras” porque son en las juntas de techos y paredes que no cargan, explicaron.
También hicieron inspección en estos locales educativos miembros del Cuerpo de Bomberos de Baní, que recomendaban desconectar el sistema eléctrico y cerrar tanques de gas en las cocinas, como “medida precautoria ante otros posibles replicas de mayor intensidad”, indicaban.
Las aulas de los centros educativos aquí quedaron vacías no sólo en la tanda matutina, sino que las precauciones se aplicaron en las tandas vespertina y nocturnas también, donde alumnos y docentes se ausentaron albergando todavía el temor del susto que sobrecogió a la población en la mañana.