kiero guerra peña
En un mundo cada vez más impulsado por la tecnología, el campo de la salud mental se beneficia de innovaciones que buscan facilitar el acceso a tratamientos y mejorar la calidad de vida de quienes luchan contra trastornos psicológicos.
La inteligencia artificial (IA) y los dispositivos wearables son herramientas emergentes que, con base en estudios recientes, demuestran su eficacia para abordar problemas como la depresión, la ansiedad y el estrés crónico. Estas tecnologías no solo amplían el alcance del cuidado mental, sino que también personalizan la experiencia del paciente, permitiendo intervenciones adaptativas y de alta precisión. En este artículo nos concentramos en la IA, dispositivos wearables, análisis de redes sociales, y el Internet de las cosas (IoT).
La inteligencia artificial, como lo han analizado Fiske et al. (2019), se emplea en la creación de terapeutas virtuales que brindan apoyo constante a través de aplicaciones de conversación y chatbots, como Woebot y Tess, diseñados para ofrecer terapia cognitivo-conductual asistida. Estos sistemas son particularmente efectivos en poblaciones que enfrentan barreras para acceder a la terapia tradicional, como costos elevados, estigmatización y falta de disponibilidad de profesionales en áreas remotas.
Según Inkster et al. (2018), aplicaciones como Wysa, un chatbot basado en IA, ayudan a las personas a expresar y procesar sus emociones de manera segura y empática, promoviendo una mayor apertura y reduciendo síntomas de depresión mediante evaluaciones y recomendaciones en tiempo real.
Los dispositivos wearables, como las pulseras de monitoreo de estrés desarrolladas por Gjoreski et al. (2017), permiten una evaluación continua del estado emocional y fisiológico de los usuarios, proporcionando información clave para la detección temprana de episodios de estrés y su manejo adecuado. Estos dispositivos recopilan datos como la frecuencia cardíaca y la conductancia de la piel, permitiendo un análisis profundo del estrés en tiempo real y una respuesta más efectiva y personalizada. La capacidad de estos dispositivos para ofrecer monitoreo continuo sin interferir en las actividades cotidianas permite no solo una detección temprana, sino también una intervención oportuna y preventiva.
Otro aspecto esencial de esta revolución tecnológica en salud mental es el uso del análisis de datos masivos, especialmente en redes sociales, donde los patrones de interacción y publicación de los usuarios pueden predecir tendencias de salud mental, según lo señalado por Wongkoblap et al. (2017). A través de modelos de aprendizaje automático, los investigadores pueden analizar grandes volúmenes de texto para identificar signos de depresión y ansiedad, permitiendo intervenciones proactivas.
Yadollahi et al. (2017) enfatizan cómo el análisis de sentimientos y emociones en textos puede servir como un indicador temprano de problemas de salud mental, una herramienta que podría usarse en entornos educativos y laborales para apoyar el bienestar de estudiantes y empleados.
Finalmente, el Internet de las Cosas (IoT) aplicada a la salud, como expone Kelly et al. (2020), proporciona una infraestructura donde múltiples aplicaciones y dispositivos interconectados generan una red de soporte personalizada y continua. Este ecosistema no solo permite la monitorización remota de condiciones de salud mental, sino que facilita la intervención médica cuando el paciente lo necesita, mejorando la respuesta a emergencias y reduciendo la carga en los sistemas de salud.
En este contexto, se celebrará Foro de Salud Mental el próximo viernes, 8 de noviembre de 2024, en el Campus de Santo Domingo de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) en colaboración con el Listín Diario.
Durante el evento, expertos nacionales e internacionales discutirán los desafíos y avances en salud mental, incluyendo el papel innovador de tecnologías como la Realidad Virtual, Realidad Aumentada y los chatbots en el tratamiento psicológico, desarrolladas dentro del Programa de Investigación de «Emociones, Salud y Ciberpsicología» de la PUCMM.
El autor es doctor en Psicología Cuantitativa e investigador de la PUCMM.