Durante el 2024, los hospitales de la Republica, que regenta el Servicio Nacional de Salud (SNS), alcanzaron un récord histórico de producción de servicios, al ofrecer con 42,313,776 consultas, emergencias, pruebas de laboratorios, imágenes y cirugías a pacientes que acuden al sector público en busca de atención médica.
En este año 2025, la realidad no es distinta. Los reportes estadísticos así lo demuestran. Solamente en el pasado mes de junio, los informes del Repositorio del SNS indican que se ofrecieron 700,258 consultas externas; se atendieron 409,693 emergencias; se realizaron 2,416,761 pruebas de laboratorio y 397,618 pruebas de imágenes; se hicieron 35,732 hospitalizaciones y 54,027 cirugías.
A esto se deben sumar los millones de servicios que se ofrecen en los establecimientos de salud privados cada año. La alta demanda de atención que reciben las clínicas queda más que evidenciada con solo echar una mirada, un día cualquiera, a uno de estos centros, sin importar su ubicación.
Aunque las autoridades evalúan las crecientes cifras de demanda de servicios en hospitales como un símbolo de confianza en la red pública de salud y en la entrega y adecuación de nuevas infraestructuras; en realidad, lo que vemos es una evidencia de lo altamente curativo que sigue siendo el sistema de salud de República Dominicana y la urgente necesidad de cambiar el modelo hacia la prevención.
La falta de un adecuado y riguroso esquema preventivo, conlleva no solo sobrepoblación hospitalaria y alta incidencia de enfermedades no transmisibles en la población, sino también alta inversión en salud. Estudios indican que, desde la perspectiva de eficiencia, la atención curativa es siempre más costosa que la acción preventiva, especialmente en enfermedades evitables o de curso predecible.
Se estima que por cada peso invertido en prevención, se puede ahorrar hasta mil pesos en gastos de curación de un paciente y que por cada dólar invertido en prevención se ahorran entre 3 y 7 dólares en costos curativos.
Esto, porque el tratamiento implica hospitalización, medicamentos costosos, pruebas diagnósticas, personal especializado y rehabilitación, mientras la prevención puede requerir educación, vacunación, seguimiento y detección precoz, usualmente con menor uso de recursos hospitalarios.
Mientras se toman las decisiones firmes que lleven a privilegiar la prevención en salud, nuestra población sigue viviendo las dificultades de citas médicas largas y costosas; de la negación de servicios; de emplear horas en pasillos de clínicas y hospitales y pagando el precio de un alto gasto de bolsillo que deja en ruinas sus economías.
Además, de tener el creciente riesgo de detectar de manera tardía alguna de la larga lista de enfermedades no transmisibles, que tantos estragos están haciendo en la población del mundo, a lo que no escapa la de República Dominicana, como son la obesidad, la diabetes, la hipertensión, los cánceres y las cardio y cerebrovasculares, para solo citar algunas.
Se estima que en el mundo se registran 41 millones de muertes al año por este tipo de enfermedades y para el 2030 podría aumentar a 52 millones.
En lo que llega ese cambio que requiere nuestro sistema de salud, es importante que cada persona inicie creando conciencia y caminar hacia la auto modificación de su estilo de vida, con más actividad física y alimentación balanceada.
Evitar fumar y consumo excesivo de alcohol, también forman parte de las recomendaciones que hacen los expertos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere al menos 150 minutos semanales de ejercicio moderado a intenso. ¡Vamos todos a ponernos en eso!