En el marco de una conversación rutinaria con mi hermana Vidalina, saltó la pregunta: ¿Explícame, por qué una persona con buenas ideas, pero sin dinero, no tiene éxito en la actividad política?.
Ante tan importante interrogante, le contesté qué hubo un tiempo cuando el dinero per se, no era necesario para triunfar en la actividad política.
No obstante, es entendible que una parte importante de la población piense que el dinero, es y siempre ha sido necesario para lograr un cargo público de alto nivel, o de elección popular, si no tiene una cuenta bancaria con millones de pesos para hacer campaña electoral. Sin embargo se puede afirmar, que no siempre fue así. De hecho, el dinero empezó a ser fundamental en el escenario político dominicano, tras las desapariciones físicas de los ex presidentes Juan Bosch, Joaquín Balaguer y Jacobo Majluta, así como del líder de masas José Francisco Peña Gómez.
Esto ocurrió durante la década de los 90. Anterior a esa década, el liderazgo y el debate político eran de calidad. Se debatían las ideas y los partidos políticos tenían y creían en ideologías. De modo que unos eran de centro, otros de izquierda o derecha y así cada una de ella se subdividía; por ejemplo: centro-derecha, centro izquierda o izquierda radical (comunistas). De igual modo: de centro-derecha, centro-izquierda y derecha radical (nazismo, fascismo neonazi)
Existían también corrientes internacionales como la Internacional Socialista, la Socialdemócrata, el Conservadurismo y el Liberalismo.
Si vemos la situación socioeconómica de los principales actores políticos dominicanos desde la caída de Rafael Leónidas Trujillo, ajusticiado el 30 de mayo de 1961 al 1999, nos daremos cuenta que ninguno ostentaba grandes riquezas y no la necesitaron para alcanzar hasta la presidencia de la República. El poder del dinero no fue un elemento determinante para ellos y dominaron el escenario político durante casi 40 años.