Por: Ana Vargas
En un mundo donde a menudo nos enfocamos en lo que nos falta, he decidido tomar un momento para reflexionar sobre la gratitud. Agradecer no es un acto egoísta; es un reconocimiento de nuestro valor y esfuerzo. Cada día, enfrentamos desafíos, tomamos decisiones y superamos dificultades. A veces, olvidamos celebrar nuestras propias victorias, por pequeñas que sean.
Te invito a gradecer tus logros, incluso los que parecen insignificantes a primera vista. Cada paso que das hacia adelante, cada intento de aprender algo nuevo o de mejorar en algún aspecto de tu vida, merece ser reconocido. He aprendido que el crecimiento personal no siempre se mide en grandes éxitos; a menudo se encuentra en la perseverancia y la dedicación que mostramos día a día.
También agradece por tus imperfecciones. Son parte de lo que somos y nos enseña lecciones valiosas. Aceptar nuestras debilidades permite ser más compasivo con nosotros misma y con los demás.
La gratitud significa cuidar del bienestar físico y emocional. Te invito a tómate un momento para reflexionar sobre lo que has logrado, las lecciones aprendidas y el amor propio que mereces. Porque al final del día, la gratitud hacia uno mismo es el primer paso hacia una vida más plena y satisfactoria.
Así que hoy elije ser agradecida