En los países latinoamericanos el 2% de la población fuma, oscilando entre un bajo9% en Panamá hasta un alto 38% en Chile.
Se estima que el 17% de las mujeres jóvenes son fumadoras y la gran mayoría inicia a muy temprana edad (entre 13 y 15 años). El consumo de tabaco por parte de las mujeres embarazadas aumenta las probabilidades de que su hijo nazca con bajo peso; los lactantes cuyas madres fuman pesan en término medio 200 gramos menos que los lactantes de las madres no fumadoras.
El tabaco, la obesidad y la diabetes crean condiciones de alto riesgo para las embarazadas.
El dinero gastado en tabaco, bebidas alcohólicas y gastos directos en medicamentos para tratar enfermedades crónicas no transmisibles, implica que hay menos recursos disponibles para alimentar a los niños.
La mujer que fuma tiene más riesgo de sufrir un ataque cardiaco que el hombre.
Un estudio efectuado en 2.5 millones de personas, publicado en la revista científica británica “The Lancet”, muestra una diferencia de un 25% en el aumento del riesgo, lo cual viene a ser una situación alarmante, especialmente si tomamos en consideración que las mujeres tienden a fumar menos cigarrillos que los hombres.
Este estudio realizado en la universidad de Minnesota, Estados Unidos, demostró que las mujeres, si incorporan a su vida el habito del cigarrillo, contrario a como se pensaba, que el habito del tabaco duplicaba el riesgo de ataque cardiaco tanto en el hombre como en la mujer.
La autoría del informe, Sara Huxley , estimo que para el hombre aumentaba 1.8 veces, mientras que para la mujer el aumento es de 2.3 veces