Por Wanda Espinal
El otro día me encontré con alguien que tenía muchísimo tiempo sin ver.
Nos emocionamos al saludarnos, nos abrazamos, le pregunté cómo estaba, y su respuesta fue: “Estoy muy bien. Y tú ¿Cómo estás?, parece que bien, porque estás bien gordita”. Yo sólo sonreí.
Momentos como este son más comunes de lo que crees, y sobre todo muy difíciles cuando son tus seres amados quienes lo protagonizan. Algunos hablan desde el desconocimiento de los traumas emocionales, pero también quiero que sepas que muchos lo hacen desde al amor, porque se preocupan por tu salud.
Entonces, ¿Qué hago? ¿Cómo reacciono? ¿Qué digo?
Lo primero es hacer conciencia de que cada uno es diferente; seguido de tener una conversación sincera con las personas más cercanas a ti y pedirles que no hagan comentarios sobre tu cuerpo; y como tercera recomendación busca ayuda, habla con profesionales, no te quedes en tu zona de confort, muévete y da el primer paso hacia ese cambio que te llevará a mejorar tu salud.
Si estás leyendo este texto, y eres de los que acostumbra hacer comentarios, te invito a ponerte en el lugar del otro, pregúntale si acepta alguna sugerencia, y que ésta sea siempre desde el respeto.
Tu cuerpo es tu templo, admiralo, cuídalo, defiéndelo, ámalo, y sobre todo, ponlo siempre en primer lugar.