Además de ser un hombre respetado por la comunidad y un ciudadano ejemplar de Pimentel, Cayetano Crousset le dio varios jugadores estelares al béisbol local, los cuales, con sus hazañas, llenaron de gloria la historia deportiva de nuestro pueblo y nos hicieron vivir momentos memorables.
Los Croussets fueron héroes deportivos para nosotros.
Eran muchachos correctos que desde la humildad de su origen construyeron la fama de ser buenas personas, buenos estudiantes, excelentes ciudadanos y magníficos deportistas.
Pimentel tiene con ellos, pero sobre todo con su padre, grandes deudas deportivas que debe reconocer y aplaudir desde la posteridad.
El fanatismo de don Cayetano era contagioso. Asistía a todos los partidos y era un animador extraordinario de nuestro equipo de pelota amateur.
De ser una figura serena y comedida, desde que llegaba al play se transformaba y pasaba a ser un fanático apasionado y vehemente que discutía las jugadas y cuestionaba las decisiones de los árbitros de manera delirante.
La casa de don Cayeto, como solían decirle sus cercanos, fue siempre escenario de grandes discusiones deportivas. Era el lugar donde se concentraban los jugadores y los fanáticos para hablar de pelota. Era como el dugout del equipo de Pimentel.
Allí solíamos ver, además de Rino, Luis, Manolín, Aníbal y Moncho Crousset, sus hijos, a Mendy López, Manuel Padilla, Luisito Meregildo, Orlando Mejía (Dada), Santiago Guillén, José Moya, Ramón González, Felix Fría, Mariano Richarson, y otros tantos que marcaron para siempre a los fanáticos de la época.