El otro día, hice una caminata nocturna por el parque de un pueblo.
Se escuchaba música, gente riendo, saludando a quienes tenían mucho tiempo sin ver, gente besándose, niños queriendo comprar algodón o algún juguete, otros con cara apática y miradas perdidas.
Escuché un grupo de jovencitos reírse cuando uno de ellos decía: “no sé por qué to’ el mundo anda loco con el cantante de hoy”.
Como conocía a algunos de los que estaban ahí, me acerqué, saludé a los cinco, entré en la conversación y con toda la tranquilidad que pude, dije:
“¿Saben por qué la gente está así por la fiesta de hoy?”, todo me miraron, “porque ésta es la única forma en la que una persona de ésta zona, y con recursos mínimos, puede disfrutar de una orquesta como la que hoy viene a presentarse gratuitamente”. Tomé aire y continué, “porque para muchos de los que estamos aquí, ver de cerca un artista de nombre nacional e internacional, puede ser la experiencia inolvidable que recordarán por siempre y le contarán a otros como una crónica de un día inolvidable”.
Sentí que mi comentario incomodó, así supe que mi objetivo ya estaba cumplido.
Wanda G. Espinal Peralta
Comunicadora Social