Mientras los efectos del alcohol al manejar han sido ampliamente debatidos, poco se habla del impacto real de las drogas ilegales en la seguridad en nuestras carreteras. La reciente implementación de pruebas antidoping aleatorias a conductores en República Dominicana reabre un debate necesario: ¿Qué tan grave es el riesgo de manejar bajo el efecto de sustancias ilegales como la cocaína o la marihuana?
Más allá de las sanciones legales, el verdadero peligro reside en las graves consecuencias para el propio conductor y para quienes comparten la vía. Diversos estudios científicos han demostrado que las drogas afectan gravemente la capacidad de conducir. Aunque las drogas estimulantes como la cocaína provocan una sensación inicial de energía y alerta, también deteriora funciones esenciales como el juicio, la percepción del riesgo, la atención sostenida y la coordinación motora. Lejos ayudar a estar “más despierto”, incrementa la impulsividad y el comportamiento agresivo, factores que incrementan las posibilidades de accidentes.
En el caso de la cocaína, su uso está relacionado con la reducción de la fatiga percibida, lo cual puede llevar a una conducción prolongada, más riesgosa, sin que el conductor note el agotamiento real. Tras pasar el efecto inicial, puede sobrevenir un estado de somnolencia intensa o pérdida del control emocional, condiciones altamente peligrosas al manejar.
En la práctica, muchas personas no tienen claridad sobre cómo estas sustancias alteran su comportamiento de manejo. Los más vulnerables ante estos riesgos son los adolescentes y los adultos mayores. Los jóvenes, por su menor experiencia al volante, tienden a pasar por alto ciertos peligros y a tomar decisiones más arriesgadas. Por su parte, los adultos mayores pueden presentar condiciones físicas o cognitivas que junto al uso de sustancias, reducen su capacidad de respuesta rápida.
En el aspecto legal, la República Dominicana contempla sanciones específicas. La Ley 63-17 de Movilidad y Transporte cataloga como falta grave conducir bajo los efectos de sustancias ilegales. Y si se produce un accidente con consecuencias graves, el conductor enfrenta sanciones penales que pueden incluir prisión.
En el aspecto social, sería importante crear y visibilizar campañas de concientización para informar a la ciudadanía sobre los riesgos del consumo de drogas al conducir. Estas iniciativas buscan generar un cambio cultural en torno al manejo responsable, apelando tanto a la prevención como a la responsabilidad individual y comunitaria.
Los accidentes provocados por conductores intoxicados dejan secuelas profundas: familias en duelo, pérdidas de vida y una sensación de peligro en nuestras vías, con miedo de ser la próxima víctima. Además, desmotiva prácticas saludables en nuestras vías, como el ciclismo y las caminatas. La prevención es, sin duda, la herramienta fundamental para luchar con esta problemática. Invertir en educación vial, fortalecer los controles y aplicar la ley con firmeza es indispensable para reducir las tragedias que se dan a partir del manejo irresponsable bajo los efectos de sustancias ilegales.
Conducir bajo los efectos de drogas no es solo una infracción, es un acto que puede costar vidas y que debe ser inaceptable. Abramos sin miedo el diálogo con quienes nos rodean sobre los peligros reales de conducir bajo el efecto de sustancias.
La autora es psicóloga clínica, especialista en adicciones y docente.