La movilidad humana, aunque resulta ser una actividad cotidiana y natural en la vida de las personas, constituye uno de los temas más complejo y controvertido en la agenda política actual.
Hablar del respecto al orden democrático como sistema político; del derecho a la participación ciudadana y de los sectores organizados en las decisiones de seguridad vial para implementar medidas efectivas parecen temas alejados de las estadísticas de víctimas y de siniestros.
En realidad, forman una cadena lógica y esencial para abordar problemas como la seguridad vial de manera integral y sostenible, que ignorar estos aspectos «institucionales» es como tratar solo los síntomas de una enfermedad sin atacar sus causas raíz.
Los gobiernos enfrentan desafíos de gran envergadura al intentar garantizar sistemas de transporte eficientes, sostenibles, equitativos y seguro, que respondan a las crecientes demandas de una población en constante movimiento y aspiraciones, mientras abordan por separado cuestiones como el parque automotriz, la congestión, la contaminación, la accesibilidad, la asequibilidad, la educación, la fiscalización y la infraestructura.
Dentro de las aspiraciones nos encontramos en particular, el deseo de tener un vehículo como signo de desarrollo, progreso y bienestar de toda persona. Pero su crecimiento descontrolado añade otros problemas.
Diseñar políticas públicas que equilibren todas estas prioridades teniendo en cuenta una Estrategia Nacional de Desarrollo pendiente de revisión en los actuales momentos en la República Dominicana, alineada a los Objetivos Globales de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático, requiere de una visión más que estratégica de un compromiso con la innovación y la justicia social, sin soslayar las limitaciones de un escaso presupuesto.
De ahí el nuevo concepto de movilidad sostenible, sana y segura basado en un modelo que busca equilibrar el impacto ambiental, social y económico del transporte, evitando perder de vista el respeto al medio ambiente. Por tanto, caminar seguro es también parte del coctel.
La tendencia hoy día es promover un Sistema de Enfoque Seguro donde el Ser Humano sea el centro de las políticas públicas de seguridad en el desplazamiento, por ello tres pilares conforman el triángulo perfecto para impulsar la movilidad sostenible: democracia, gobernanza y gobernabilidad, para proporcionar un marco sólido en la toma de decisiones, la participación ciudadana y la implementación efectiva de las medidas.
La primera, legitima las políticas por la participación ciudadana en las decisiones. En cambio, la gobernanza, se refiere a la efectiva coordinación del gobierno central con los gobiernos locales y otros actores relevantes de la sociedad civil para reforzar las metas.
En tanto, cuando hablamos de gobernabilidad es garantizar que se ejecuten las decisiones consensuadas sin generar inestabilidad social, política y económica.
La experiencia de buenas prácticas es que en ciudades que combinan participación ciudadana, planificación y aceptación social para promover la movilidad de las tres “S”: Segura, Saludable y Sostenible, certifican transformar un problema reactivo en una oportunidad de desarrollo inclusivo y duradero.
En fin, de manera sencilla y comprensible, la gobernanza, la gobernabilidad y la democracia forman un triángulo perfecto para una movilidad segura, porque se coordinan recursos, aseguran ejecución y legitiman acciones para el bienestar colectivo.