Las calles de este país se han convertido en un verdadero campo de batalla. Las muertes de ciudadanos trabajadores y decentes se han vuelto común. Lo que no se ha vuelto frecuente es la muerte de delincuentes en hechos infraganti.
Tenemos una justicia corrompida y burocratizada; tenemos muchos fiscales y jueces, pero mucha injusticia; muchos defensores de los derechos humanos y muy pocos defensores de los militares y policías honestos. Muchos policías corruptos y pocos policías honestos. Al parecer, cuando la aplicación de los recursos está mal orientada, vamos camino al fracaso.
Las autoridades en tres años no han podido ni empezar sus “planes”. La sociedad se desangra y los diarios y redes sociales, de forma habitual, anuncian muertes y desaparecidos. Más de un tercio de los ciudadanos ha sido víctima de un delito, elevándose el nivel de inseguridad. La situación es difícil en el país, ya vamos rumbo al caos o anarquía.
Este grado de violencia —nunca visto— generado por pandillas y el crimen organizado, han hecho que la sociedad pierda confianza en el Gobierno, la Policía y el sistema de Justicia: ya es común la gente pedir “pena de muerte”, un “verdadero cambio” o “un Bukele” en República Dominicana, todo por la desesperación.
El problema es que mientras mayor sea la pobreza, la crisis, corrupción y desigualdad, mayor será el deterioro de la situación de seguridad. No me preocupa tanto la “juventud” siguiendo a “Alofoke”, porque a él es fácil encarrilarlo; los puntos de drogas y la anarquía y la inoperancia de las autoridades en hacer cumplir las leyes es lo que nos causa preocupación y malestar.
En una reciente encuesta de Gallup, la sociedad manifestó alto grado de preocupación con la inseguridad. Para que tengan una idea, cuatro de cada diez personas no se sienten segura en caminar por las calles dominicanas.
Los hechos delictivos ocurren con mayor violencia, frecuencia y cada tres semanas matan un niño en asaltos o tiroteos entre bandas, cosa que no ocurrían; también se dispara de manera indiscriminada a mujeres, ancianos y hasta a discapacitados.
Ante este estado de situación, ya se rumora, sobre miembros de las maras se encuentran en el país huyendo a Bukele. El crimen organizado ya está instaurado, además, de denuncias de carteles mexicanos, colombianos y los de haitianos, que son los más peligrosos.
Todo por el incremento de las drogas en la juventud y en los barrios y las autoridades “no saben” dónde están los puntos, pero todo el barrio sí y hasta con “deliveries” y en el servidor de “Google Maps” incluido: esto es una verdadera pesadilla…
Finalmente, la delincuencia y el crimen organizado, probablemente ganaron la batalla, pero no han ganado la guerra, eso se los aseguramos…