Por Wanda Espinal
El otro día, mientras me encontraba en un parque, tres mujeres pasaron a mi lado. Una de ellas le dijo a las demás: “Me merezco un regalo el domingo, porque soy madre y padre a la vez”. Las risas que siguieron fueron fuertes y sonaron como una señal de aprobación. La más joven de las tres respondió: “Tú no eres fácil”; lo último que alcancé a escuchar fue cuando la mujer de mayor edad dijo: “Pero es verdad lo que dice –fulana-, se lo merece. Mal estoy yo que solo me regalan cosas para la casa el día de las madres”.
El tema de los regalos para las madres lo abordaremos en otra ocasión. La pregunta que nos ocupa ahora es: ¿Es una madre soltera “madre y padre a la vez”?
Las madres siempre han sido vistas, en general, como un sinónimo de delicadeza, belleza y amor. Los padres, por otro lado, son definidos como fuertes, seguros y guías. Los tiempos han cambiado y hemos visto cómo los roles que la sociedad ha establecido para uno y para el otro se han intercambiado en muchos casos. En sociedades distintas a la nuestra, este no es un tema de discusión, en el hogar se hace lo que se tiene que hacer y punto.
Las madres que por diversas razones han tenido que criar a sus hijos solas son madres completas. Son madres que tienen toda la responsabilidad del hogar, que tienen más trabajo por estar solas, pero no son “madre y padre a la vez”. La presencia de un padre no es ni será nunca suplantada. Cada familia es distinta, con sus fortalezas y desafíos, cada miembro de la familia tiene su importancia y su función para el desarrollo del autoestima y la formación emocional de sus miembros.