Por Wanda Espinal
El otro día, mientras revisaba unos documentos, me topé con un poema que adoro, uno que antes leía para recargar energías.
Su autor, el uruguayo Mario Benedetti, tiene verdaderas joyas, pero «La gente que me gusta» ocupa un lugar muy especial en mi corazón desde la primera vez que lo leí.
Releerlo fue como un recordatorio de que me gusta la gente sincera y que no hiere con sus palabras.
Me gusta la gente que felicita en público, y cuando le toca corregir lo hace en privado.
Me gusta la gente que saca aprendizajes y cosas buenas de cada situación. La gente que abraza.
También la gente que pone límites.
Me gusta la gente que ayuda a otros, pero sin olvidarse de sí mismo. La gente que prioriza su salud física y mental.
Me gusta la gente empática, pero que no es ciega y no se deja “coger los huesos”.
Me gusta la gente que vive, y que deja vivir. La gente que persigue sus sueños, y que conoce el poder del agradecimiento.
Si tienes la oportunidad, busca el poema. Espero que te inspire tanto como a mí.