Por Wanda Espinal
El otro día, me encontré inmersa en una profunda reflexión sobre el descanso, lo cual paradójicamente terminó agotándome. ¡Qué ironía!, ¿verdad?
Me pregunté: ¿cuánto somos capaces de resistir antes de permitirnos un respiro?
Esta interrogante surgió a las seis horas de haberme concedido un día completo para desconectarme de todo.
Ese día, tenía una lista de asuntos pendientes, incluyendo labores de limpieza. Pero, ¿saben qué? Me dije a mí misma: «No señora, hoy no se hace nada». Venía de atravesar un proceso gripal intenso, sumado al inevitable agotamiento físico que éste trae consigo.
Mi jornada transcurrió entre comidas, mucha agua, y el disfrute de varias películas. Y lo mejor de todo, solo consulté mi teléfono cinco veces en todo el día. Respondí aquellos mensajes que requerían atención inmediata, mientras que todo lo demás se quedó pendiente para el día siguiente.
No voy a negar que en algún momento sentí culpa por priorizar mi descanso. Sin embargo, una voz interior más fuerte me cuestionó: «¿Cuándo te vas a poner en primer lugar?»
Confieso que al día siguiente me levanté con un brillo diferente en el rostro y en los ojos. Seguramente te estarás preguntando: «¿Y cómo hago yo si tengo hijos?» Debo admitir que no tengo una respuesta para esto. No obstante, con el tiempo he comprendido que cada individuo posee su propia fórmula personal para el descanso. No se limita necesariamente a pasar un día entero en cama.
Para algunas personas, el descanso se manifiesta en la alegría de jugar con sus hijos, o en una caminata tranquila, bailar o disfrutar de una bebida en buena compañía. Para otros, la desconexión llega al pasar el tiempo mirando videos en redes sociales, mientras que unos cuantos encuentran paz y reposo al cuidar de sus plantas o al cocinar alguna receta.
Cualquiera que sea el método de descanso que descubras para ti, procura incorporarlo a tu rutina siempre que te sea posible. Y cuando sientas que ha pasado demasiado tiempo sin permitirte ese espacio, aunque te cueste, ¡oblígate a hacerlo! Te los vas a agradecer.