Por Wanda Espinal
El otro día, mientras pasaba frente a un gimnasio, alrededor de las 5:30 de la tarde, el sol estaba fuerte todavía y algo me llamó la atención y me preocupó profundamente. Vi a dos mujeres subiendo las escaleras, y a parte de tener toda la cara sudada, propio del calor que estaba haciendo, también tenían maquillaje.
Esta es una tendencia que he estado observando desde hace un tiempo, y sé que, como yo, otras personas comparten esta inquietud.
Un día, hablando con una amiga cosmetóloga le pregunté qué opinaba al respecto. Dijo que cuando realizamos actividad física, nuestro cuerpo incrementa su temperatura y, para regularla, activa las glándulas sudoríparas. Ya yo me estaba volviendo un lío con la explicación, pero pocas palabras me explicó que los poros de la piel se abren para liberar el sudor y, con él, toxinas. Cuando se obstruye este proceso, se provocan poros tapados, brotes de acné, irritación, la salida de bultitos rojos e incluso hasta con pus. A largo plazo, debido a la falta de oxigenación de la piel, ésta se verá más opaca y los síntomas de envejecimiento más visibles.
La última pregunta que le hice antes de que terminara con mi limpieza facial, fue sobre otras opciones que también he visto, como corrector y rubor líquido o en pasta. Su respuesta fue un rotundo ¡no! Me aclaró que aunque estas opciones son menos perjudiciales, la realidad es que cualquier producto que cubra los poros cuando sudamos no es bueno para la piel.
Su recomendación final fue que antes de hacer cualquier tipo de actividad física, debemos lavarnos la cara, y colocar crema hidratante y protector solar ligero. No más productos.