Por Wanda Espinal
El otro día, me di cuenta de que nos gusta el chisme.
Los que me leen desde el inicio ya conocen lo que pasó con aquella chica, morena, delgada, alta, de la guagua que iba hacia la “Ciudad de los Bellos Atardeceres”.
Pues, ¿Qué creen? ¡Sí! Me volví a encontrar con ella. Por coincidencia se sentó a mi lado. La reconocí de inmediato. Iba al mismo destino, pero esta vez se veía más cansada.
Pasaron diez minutos cuando la chica me tocó el brazo y me preguntó si el labial que tenía le quedaba bien.
¡Te queda espectacular! – le respondí.
Esa fue la pregunta que inició la extensa conversación de los siguientes 40 minutos.
Me pareció una chica de buena vibra, sabe conversar y es el vivo ejemplo de la famosa afirmación “El dominicano cuenta su vida en cinco minutos”.
Pasaron los días, y mientras decidía si volvía a escribir sobre ella, o no, le pedí a Dios por su tranquilidad, por su discernimiento, que fuera la gran maestra que sueña ser, y que logre construir la casa para su papá.
Sobre todo, espero que el Gestatest le saliera negativo, porque de pasar lo contrario tendrá que darle muchas explicaciones a su novio.
Con cariño, para la morena de la guagua.