Por Wanda Espinal
El otro día, alguien me preguntó por qué no había escrito sobre la dolorosa tragedia del Jet Set Club.
Debo confesar que fue una decisión consciente. Noté, casi de inmediato, una saturación informativa en el ambiente. Sentí que cada noticia profundizaba la herida colectiva que tenía toda la República Dominicana, y si yo no iba a tener una perspectiva o dato relevante que aportar en ese preciso instante, me pareció más sensato guardar silencio.
Sin embargo, días después, una noticia en particular me hizo reflexionar. Se trataba de una comparación reveladora de la página de Instagram del querido cantante Rubby Pérez. La primera imagen mostraba la cantidad de seguidores antes de la tragedia, y en la otra era evidente el aumento de los seguidores después de anunciarse su deceso.
Esta imagen hizo que me preguntara: ¿por qué solemos manifestar nuestro afecto con tanta intensidad solo cuando nuestros seres queridos ya no están entre nosotros?
Con frecuencia, volcamos en las redes sociales expresiones de cariño y admiración hacia quienes se han ido. En la cotidianidad, sin embargo, nos falta el valor para comunicar directamente cuánto los valoramos, cuánto agradecemos su presencia en nuestras vidas.
A ti, que ahora lees estas líneas, te propongo un cambio significativo en tu día a día. Te invito a mostrar a tus personas importantes cuánto las aprecias, a tu manera, a tu propio ritmo, utilizando tu lenguaje particular del amor. Pero hazlo ahora. No esperes a que su ausencia te impulse a expresar lo que hoy puedes decir.